Esta semana me permito el lujo de publicar un artículo fuera de la temática habitual del blog, con motivo del Día Internacional de la Mujer. Su autora es Verena Levy.
Verena Levy
Corredora por montaña y árbitro FEDME de carreras por montaña.
@AtalantasWeb
La igualdad cogida con pespuntes...
Voy a ir al grano y me voy saltar el discurso genérico de la igualdad en los deportes de montaña. Estoy segura de que en este discurso coincidiremos todos. ¿Todos? (por cierto, no leeréis aquí lenguaje inclusivo).
Estamos en 2019 y pareciera que, al menos en nuestro país, esta lección la tenemos bien aprendida, al menos la teoría. Pero me gustaría poner la lupa sobre algunas irregularidades que se producen, incluso ahora más que antes.
Me voy a referir exclusivamente a las carreras por montaña. Amo este deporte y lo practico desde hace muchos años tanto desde el punto competitivo, como arbitral y la mayoría de las veces como mera aficionada que sale a disfrutar. Desde estas tres vertientes tengo tres sólidas convicciones: cantidad, calidad e igualdad.
Cantidad: cuanta más gente descubra y participe en este deporte, mejor.
Calidad: en competición debe buscarse la excelencia deportiva con competiciones de la suficiente dificultad que te hagan mejorar como corredor. Mantener el listón alto.
Igualdad entre hombres y mujeres: que no se nos nieguen oportunidades de antemano.
Cada vez son más las Organizaciones de carreras por montaña que utilizan una imagen femenina para promocionar su evento. Hoy más que nunca pueden verse corredoras (anónimas o reconocidas) protagonizando el cartel anunciador. Veo esto como algo positivo, ya que permite que más mujeres se visualicen en ese papel y se animen a participar. Las mujeres seguimos siendo pocas si se tienen en cuenta todas las que podríamos ser.
Quisiera llamar la atención sobre un hecho que se viene repitiendo con mayor asiduidad y al que no se le hace demasiado caso. Le llaman “premio especial”. Y aquí el entrecomillado muy adecuado…
Sucede que una vez realizada la entrega oficial de trofeos a los primeros de cada categoría de edad y a ambos sexos (hasta aquí perfecto, faltaría más), hay carreras que hacen un reconocimiento (material o no, es irrelevante) “al primer corredor o corredora” que alcance, por ejemplo, una meta volante o cualquier otro hito. ¿Alguien ve discriminación ahí? Aparentemente no, pues el primer chico o la primera chica que consiga tal proeza, se llevará el reconocimiento. Pero esa “o”, conjunción disyuntiva, supone una injusticia. Está puesta ahí entre él y ella, pero no los incluye a ambos, sino que expulsa a la más rápida de todas las mujeres ese día, pues lo más seguro es que será un hombre quien lo gane. Quedando toda mujer privada de la posibilidad de optar a ese premio especial antes de que se dé la salida de la carrera.
Es como si en una carrera simplemente se premiara a los “tres primeros corredores, independientemente de su sexo”: Ese “independientemente” no nos iguala, sino que discrimina gravemente a las chicas. Porque en la práctica totalidad de casos, ese podio estará ocupado por hombres.
¿Mala fe de parte de la Organización? Sinceramente, no lo creo. Despiste, probablemente, acompañado casi siempre de una falta de recursos en los que se busca ahorrar costes y si se puede pagar por una medalla en lugar de dos, pues ese alivio que supone para la Organización. Ahora bien, si se señala el error y los organizadores persisten en el agravio, la situación pasa de ser incómoda a ser indignante.
Habrá quien aun así vea igualdad, pues dirá que lo que las mujeres tenemos que hacer, simplemente, es correr más rápido que los hombres. Porque está claro que si a la carrera de subir a la cruz que está en el monte más alto de tu pueblo llega la campeona de España, el resto de participantes (tanto chicos y chicas) no tendría nada que hacer… Así que es cuestión de entrenar y mejorar, dirán algunos… Salvo que ese mismo día decida ir también el campeón de España y entonces todas las mujeres, incluida campeona de España, se quedarían sin oportunidad…. Y esto antes de haber dado el pistoletazo de salida, repito.
Mucha gente ignora que en los eventos deportivos de las carreras por montaña hay dos carreras: las de hombres que compiten contra hombres y las de mujeres que compiten contra mujeres. Y lo que se debe cumplir es que existan las mismas condiciones en ambas carreras, sin reglas especiales en función del sexo. Porque biológicamente somos diferentes. Lo que pedimos es igualdad en derechos, no en biología. Nadie pretende eliminar esas diferencias, pues sería imposible. Pero juntos podemos hacer que esas diferencias no importen. ¡Podemos conseguir que hombres y mujeres corramos en las mismas condiciones!
Hacer que hombres y mujeres compitan entre sí no es igualdad, ya que unos tienen una evidente ventaja sobre las otras. Por eso, en el deporte lo que se hace es establecer categorías más o menos homogéneas para que la competición sea más o menos equilibrada. Hacer lo contrario sería otorgar privilegios (que nadie pide) en la que los chicos tienen la ventaja. ¿Y las chicas? Pues a ser felices con participar.
Entonces, ¿por qué no pedir igualdad también por edades? Un joven de 25 años bien entrenado seguramente no dará un respiro a un esforzado corredor master de 55. Sexo y edad no son categorías del mismo nivel. En primer lugar, la igualdad de oportunidades entre sexos está amparada por las leyes española y europea, que expresamente tienen como objetivo la erradicación de cualquier desigualdad en todos los ámbitos. Respecto a la edad en el deporte, ya se establecen categorías por edad para cada uno de los dos sexos.
¿Y si nos olvidásemos de los premios y simplemente nos dedicásemos a disfrutar del aire puro de las montañas? Habrá quien se lo plantee así (yo misma, muchas veces), pero no hay que perder de vista que esto es un deporte y como tal, debe aspirar a la excelencia y la calidad. La ambición deportiva no es un pecado y la competición redunda en beneficio de todos, incluso de aquellos que solo quieren ponerse un dorsal para disfrutar de una fiesta montañera un domingo cualquiera. Esto es un deporte, no un perdamos eso de vista.
¿Es justo que en una carrera en la que participan 200 hombres y solo 25 mujeres se premie a los tres primeros de cada sexo, cuando obviamente las mujeres han tenido menos rivales a derrotar?
Desde muchos frentes se lucha para que haya más participación femenina. Ojalá algún día se llegue al 50% de corredores de cada sexo. Pero mientras llega ese día, o incluso si no llega nunca, el esfuerzo de las participantes mujeres no debe verse infravalorado, pues todos corren los mismos kilómetros y pagan la misma cuota de inscripción.
Por eso insto a que siempre se lea el reglamento de las carreras antes de participar en ellas, para asegurarse de que:
- cuentan con asistencia a los corredores en caso de que las cosas no salgan bien,
- son responsables con el medio ambiente
- y cumplen criterios de igualdad entre hombres y mujeres.
Si ves que no se cumplen estos puntos, simplemente no participes en este evento y haz pública tu inconformidad en las redes sociales, siempre desde el respeto y con críticas constructivas. Tu queja puede ser una oportunidad para ayudar a aquellas Organizaciones que tanto se sacrifican para sacar adelante un evento deportivo de calidad. Muchas de ellas lo hacen asumiendo pérdidas económicas y no saldrían adelante si no fuera por el trabajo de decenas de voluntarios desinteresados. Que todo ese esfuerzo en hacernos disfrutar sirva para algo.