Hace ya unos años que suelo pasar los fines de semana en Petrer. Es por esto que la mayoría de rutas de senderismo las hago por las montañas de esta zona: la Sierra del Cid, Catí, Maigmó, Caprala… Uno de los sitios que tenía pendiente visitar era el entorno conocido como «La Font del Llop».
Además, después de leer en Alicante Vivo un par de posts sobre los pozos de nieve de la zona del Maigmó-Castalla, tenía todavía más razones para visitar la Font del Llop: conocer el Pou del Carrascar, situado a los pies de la cara norte de la Replana, en la Sierra de la Arguenya.
La zona que comúnmente se conoce como «La Font del Llop» comprende un altiplano a los pies de la vertiente norte de la Sierra de la Arguenya, sierra que hace techo en los 1.229 metros de la Replana. El altiplano en cuestión, tapizado de bancales de almendros, está situado a poco menos de mil metros de altitud. El esmero con que se trabajan los campos, todavía en la actualidad (año 2008), hace que cuando caminas junto a ellos sientas haberte transportado a tiempos pasados.
La ruta que os propongo, de unos 12 km de longitud, nos conduce junto a cinco masías situadas en esta zona. Se trata de una ruta fácil, por caminos de tierra, perfectamente apta para realizar en familia. Una ruta para hacer sin prisas, disfrutando de cada recodo del camino, de cada árbol y cada piedra; de las vistas, los aromas y los sonidos. Disfrutando en definitiva de este tesoro escondido que por desgracia (o suerte) muy pocos conocen y saben apreciar. Como decía, hace tiempo que recorro la zona de Petrer-Castalla en mis rutas de senderismo, y ésta ha sido sin duda una de las jornadas en las que más he disfrutado del camino.
Cómo Llegar
Desde Alicante, subiendo por la autovía de Madrid, llegamos hasta Sax, donde debemos tomar la salida en dirección a Castalla, por una autovía de reciente construcción. Antes de coger dicha autovía, nos desviamos a la derecha, por la carretera de servicio. Unos tres km más adelante, en mitad de una curva prolongada a la, sale una carreterilla asfaltada a la derecha, que debemos tomar. La seguimos hasta que acaba el asfalto (un par de km), punto en el cual recomiendo dejar el coche. Como referencia, en este punto encontramos un edificio abandonado con dos torretas.
Descripción de la Ruta
Dejamos el coche en este punto y empezamos a caminar por el camino, ya de tierra. Encontramos una primera bifurcación a los pocos metros, tomando la izquierda y pasando entre un par de pilones de piedra. El camino nos va aproximando poco a poco a los pies de la Sierra de la Arguenya, cubierta en esta ladera norte por un impresionante bosque de pinos hasta donde alcanza la vista.
En aproximadamente un par de km de ligera pero constante subida llegaremos a los dominios del Mas de la Font del Llop (Masía de la Fuente del Lobo). Llegamos a una bifurcación en la que una señal nos deja claro que debemos seguir por la derecha.
El camino, pasando entre los primeros bancales (donde encontramos los propietarios trabajando), bordea la masía, y sus terrenos. Poco después de la casa, llegamos a la Font del Llop, donde una señal nos avisa de que el agua no es apta para consumo.
Después de la fuente, y tras pasar un repecho en el camino, encontramos el Mas de la Torreta, el único de la zona que presenta un ligero estado de abandono, aunque los bancales que lo rodean también se encuentran perfectamente labrados.
Seguimos subiendo, y tras un nuevo repecho, alcanzamos la tercera de las masías, y posiblemente mi favorita de la zona: El Mas del Carrascalet. A diferencia de los anteriores, sus paredes están encaladas. Se encuentra en un perfecto estado de conservación, y también encontramos a los propietarios por los alrededores:
El Carrascalet se encuentra ya en el extremo del altiplano que antes comentaba: ya hemos realizado prácticamente toda la subida, y a partir de aquí el camino llanea entre campos de almendros. Lo seguimos, atravesando los dominos del Carrascalet. Sorprende la belleza de este rincón perdido, y el perfecto estado de conservación en que se encuentran los terrenos. Los almendros son de un verde frondoso, y encontramos también algunos nogales y oliveras.
Poco después, tras pasar una levísima subida, tenemos ya vistas hacia las dos últimas masías junto a las que pasaremos: El Carrascal, primero, y el Mas de la Font del Carrascar, poco después.
Avanzamos hasta el segundo, que será nuestro punto de referencia para llegar al Pou del Carrascar: justo cuando llegamos al vallado de piedra, encontramos un cruce, con un camino que baja hacia la casa a la izquierda, y otro que sube hacia la Replana a la derecha, y que será el que nos conduzca al pou.
Pero antes, bajamos hacia la casa, los alrededores de la misma han sido restaurados y acondicionados de forma sorprendente, tratando de no romper la estética rústica del lugar, aunque no estoy seguro de que lo hayan conseguido. La casa sin embargo no ha sido alterada apenas. La verdad es que me pregunto si esto es obra de particulares, o bien del ayuntamiento de Castalla o alguna otra entidad, pues en las puertas del vallado, no encontramos ninguna cadena, puerta o señalización que prohíba el paso (agradeceré comentarios aportando información sobre esto).
Después de reponer fuerzas junto a la casa, volvemos sobre nuestros pasos e iniciamos el ascenso hacia nuestro objetivo. Ésta última subida nos conduce, entre un bosque de pinos y alguna carrasca, a los pies mismos de la Replana, a algo más de mil metros de altitud. Tras un par de recodos en el camino, con nuestra respiración algo acelerada por el esfuerzo y la emoción de encontrar el pozo, aparece ante nosotros el impresionante pozo de nieve:
A pesar de haber leído ya sobre él en Alicante Vivo, no puede dejar de maravillarme ante su encuentro. Realmente, se parece muy poco a los otros pozos de nieve de la zona. Éste parece que fue construido a lo grande, utilizando sillares y una peculiar arquitectura. Tiene una planta hexagonal, y la cubierta es piramidal. Como decía, lo mejor es que leáis en Alicante Vivo todos los detalles técnicos.
Asomándonos por una de las seis puertas, apreciamos la bóveda interior, todavía más impresionante que cabe que el exterior. Seis arcos apuntados, uno de ellos reforzados con metal y sobre el que encontramos una anilla de la que al parecer colgaba la carrucha que ayudaba a extraer el hielo del pozo.
Gracias a los materiales utilizados en su construcción, el pozo mantiene un más que digno estado de conservación. Se hace patente no obstante la dejadez de las autoridades: los arcos se encuentran apuntalados toscamente, y las ventanas póbremente protegidas con unos ramas sujetadas con alambres. Sinceramente, creo que esta maravilla de la arquitectura rural, este museo viviente, se merece mucho más. Esperemos que alguien entre en razón antes de que sea demasiado tarde.
Puedes leer la entrada anterior sobre los pozos de nieve de la zona aquí.
Como siempre, espero que hayáis disfrutado de este paseo virtual. Yo ya estoy deseando volver. Ah, y no olvidéis vuestros comentarios! :)